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La mónada es … Mónada en filosofía

La filosofía incluye muchas corrientes y tendencias. Cada científico de alguna manera a su manera explicó las categorías reales de su tiempo. La teoría de las mónadas de Leibniz es parte de la dialéctica – la doctrina del constante desarrollo, movimiento y variabilidad del mundo. Un filósofo bien conocido, representante de la escuela alemana, creía que la base del mundo es Dios y la mente que él creó. Es la mente de Dios la que da sustancia a la materia y se convierte en la fuente de su desarrollo.

¿Qué es una mónada?

Según Leibniz, el mundo entero puede ser dividido hasta los elementos más pequeños – mónadas. La mónada es una sustancia especial, que se distingue por la simplicidad, que es parte de un elemento más complejo. Este componente del mundo no tiene un estiramiento, no surge y no perece de una manera natural, simplemente existe. Leibniz argumentó que una mónada en filosofía es una sustancia dotada del principio de actividad y fuerza. Este principio se puede explicar desde el punto de vista de la teleología (subordinación universal a los objetivos últimos) y teología. En este sentido, existe la idea de que el universo, generado por Dios, también está constantemente dirigido hacia la auto-mejora y el desarrollo de formas ricas.

La mónada es estudiada por los filósofos como una partícula, que está conectada por la unidad con el cosmos infinito. Leibniz, como representante de la dialéctica, plantea la idea de que la naturaleza es la totalidad de las conexiones con todo, ya que todo el universo está representado por una mónada. La dirección filosófica demuestra las conexiones de las sustancias individuales individuales con el gran mundo circundante.

Características de la sustancia

Todos los artículos se pueden dividir en mónadas. Su existencia es confirmada por las cosas complejas que nos rodean y que podemos aprender por medios prácticos, habiendo adquirido cierta experiencia. El principio filosófico dice que cualquier cosa compleja debe consistir en cosas simples. Para Leibniz, una mónada es un átomo espiritual que no tiene partes y es inmaterial. El hecho de que estos elementos sean simples significa que no están sujetos a la desintegración y terminación de la existencia, como todas las demás sustancias mortales.

Las cerraduras de la mónada están cerradas, y en conexión con tal aislamiento no afectan a otros, y éstas, a su vez, no las afectan. Circulan en el espacio independientemente uno del otro. Este principio no es característico de la mónada superior – Dios, que da vida a todos los demás elementos y armoniza su estado interior. La armonía preestablecida entre sustancias simples es una imagen especular viva del universo. A pesar de su simplicidad, la mónada en filosofía es un fenómeno que tiene su estructura interna y pluralidad de estado. Tal estado, o percepto, no puede existir en sí mismo, a diferencia de las partículas de elementos complejos, y esto confirma la sencillez de las sustancias. Las percepciones son conscientes e inconscientes. El segundo estado es posible debido al pequeño tamaño de las mónadas.

Mónada y alma

Leibniz tenía sus opiniones antropológicas sobre este asunto. El científico creía que las acciones de las personas pueden ser sometidas a una influencia inconsciente. También afirmó que las mónadas y sus estados están cambiando constantemente. La razón de esto es la actividad interna de tal elemento.

Para Leibniz el alma humana es la mónada más importante. En filosofía, esta dirección se llama monadología – pensando en la causa raíz de la interacción física entre las cosas. El alma del hombre es sólo uno de los niveles de sustancia.

Disposiciones básicas de la monadología

El universo entero se puede dividir en un gran número de elementos que no tienen ninguna naturaleza dualista, como Descartes y Spinoza escribieron, pero continuamente unificados.

La mónada es una, si nos fijamos en la traducción de la lengua griega. Se distingue por su simplicidad, su indivisibilidad, y no tiene ninguna base sustantiva.

La mónada se caracteriza por cuatro cualidades: aspiración, atracción, percepción y representación.

La esencia de este elemento es la actividad, la actividad. Él es uno y constantemente cambia su percepción.

La continuidad de la existencia permite a la mónada realizarse a sí misma.

Esta sustancia está completamente cerrada y depende de otras como ella.

Tipos de mónadas en Leibniz

Leibniz, resumiendo todas sus reflexiones, divide las mónadas en cuatro clases:

  1. La mónada desnuda es aquella que es la base de la vida de los seres inorgánicos (piedras, tierra, minerales).
  2. Mónada de animales – del nombre es claro, para quien es peculiar. Ella tiene sensaciones, pero la auto-conciencia está completamente subdesarrollada.
  3. Una mónada o alma humana es una sustancia racional. Tiene una conciencia, una memoria y una capacidad única de pensar. Una persona puede conocer el mundo, las cosas circundantes, las leyes morales, los valores y las verdades eternas.
  4. El nivel más alto de la mónada es Dios.

Leibniz afirmó que todas las mónadas, a excepción del cuarto grado, tienen una conexión con el cuerpo. La vida de los seres está conectada con dos procesos: el despliegue al nacer y el recorte de la muerte, que en principio el cuerpo, como conjunto de mónadas, no puede destruir. Bajo el cuerpo, entendía el país de las mónadas, gobernado por el líder ideal – el alma. Dado que el filósofo era un idealista, generalmente negaba la existencia de la materia, y en conexión con esto, la concha corporal.

Conclusión sobre la monadología

La clase de la mónada indica el grado de su inteligencia y libertad – cuanto más alto es, más altas son estas características. La teoría de Leibniz se puede extender al mundo entero, a sus esquinas más remotas, a todos los objetos circundantes. Cada mónada es individual, única, posee sus propias propiedades, teniendo su propio carácter de desarrollo.