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Epitafios – lápidas en los monumentos

Las inscripciones de lápida en honor de la persona fallecida se llaman epitafios. Tradicionalmente son poéticos, pero se encuentran, por ejemplo, en forma de aforismos o extractos de textos sagrados, que son fáciles de recordar. El objetivo de muchos epitafios populares era hacer que el lector pensara, para advertirle sobre su propia mortalidad. Algunos de ellos eligen a sí mismos durante su vida, otros – los responsables del entierro. Se sabe que muchos poetas famosos, entre ellos William Shakespeare, Alexander Pope, compusieron para ellos epitafios-poemas.

Las inscripciones de lápida evolucionan a partir de discursos poéticos, que se pronunciaron en honor del difunto el día de su funeral y se repitieron en aniversarios. En la antigua Grecia y la antigua Roma, se formaron en el género de "epitafio" (de las palabras griegas "más" y "grave"). Más tarde, para preservar la memoria de otras personas que dejaron el mundo, fueron grabadas en los monumentos que él había instalado. Algunos estaban llenos de dolor y ternura poética, otros más que simples, aunque hubo otros que sólo mencionaban el hecho de la muerte.

Las inscripciones de las lápidas fueron variadas, de acuerdo con las tradiciones culturales de un pueblo en particular. Así, los romanos estaban extremadamente atentos a los epitafios. Podían leer descripciones interesantes de personas fallecidas acerca de su carrera militar, actividades políticas o comerciales, estado civil, y similares. En general, hubo elogios por datos físicos y virtudes morales. Corto o largo, poético o prosaico, pero todas las inscripciones fúnebres reflejan los sentimientos de los parientes, amigos del fallecido. Cicerón, por ejemplo, en la tumba de su hija Tullius hizo un breve epitafio, en el que el dolor de la pérdida se siente fuertemente: "Tulliola, Filiola" ("Tulliola, hija").

Los cementerios son un lugar excelente y la fuente más accesible para estudiar la historia de una comunidad. Las lápidas con la información que contienen proporcionan un punto de partida ideal para cualquier investigación genealógica. Algunos de ellos sólo pueden tener los nombres de los fallecidos y las fechas de sus vidas, otros incluyen historias detalladas sobre varias generaciones de una familia, las relaciones entre las personas durante la vida (marido, esposa, hijo, hermana, etc), sus actividades profesionales. Las inscripciones de las lápidas han sido durante mucho tiempo populares entre los historiadores y los genealogistas. Desde el Renacimiento hasta el siglo XIX, en la cultura de Europa Occidental, para los difuntos que tenían altas posiciones sociales durante su vida, eran muy largos, describiendo los orígenes casi legendarios de sus familias, con información sobre sus actividades, elogiando las virtudes y muchas veces proporcionando información sobre parientes cercanos.

También son interesantes los símbolos de la muerte grabados en los monumentos, y no sólo las lápidas. Los epitafios almacenan la memoria de los muertos, enfatizan el hecho de que todo y todo está muriendo. Por regla general, puede ser un cráneo con huesos cruzados, una campana que suena en un funeral, un ataúd y un reloj de arena que indican que el tiempo no se detiene y nos acerca a la muerte, o un reloj de arena con alas, simbolizando también el correr del tiempo.